"Los que pueden, actúan. Los que no pueden y sufren por ello, escriben. El acto de escribir, constituye una de las acciones mas profundas del sentir del ser humano. Ayuda a quemar la grasa del alma"

Ernest Hemingway.

sábado, 9 de enero de 2016

Guatemala: el fracaso de una revolución


Guatemala es un país pequeño pero muy fértil y productivo. Es una de las primeras exportadoras mundiales de café, después de Colombia. Exporta bananas, alimentos, oro y frutas al resto del mundo. En las regiones del norte existe una vasta zona cañera que produce azúcar de exportación. Pero Guatemala es también un país en lucha permanente, sobreviviente de una guerra civil que duró 36 años. Guatemala sonríe y mira hacia el futuro con alegría.
La guerrilla guatemalteca, tal como me lo contaron unos soldados que hacían guardia en un puente, ha sido aplastada, apabullada por el ejército. Su accionar se limita a unas pocas zonas montañosas, de población indígena principalmente, cuya importancia es mínima en la economía nacional.
La guerrilla, otrora popular entre los indígenas y muchos ladinos, ha ido siendo reemplazada por la convivencia pacifica con el vencedor, el ejército. Lo cierto es que en Guatemala todo lo que parece tener arraigo popular tiene un futuro definido: el fracaso.
Ya sea la guerrilla, ya sea la selección de fútbol en las eliminatorias para Italia 90, huelgas de maestros o elecciones, se ven truncadas en la mitad de lo que pareciera ser un triunfo, al menos parcial.
Militares, la selección de fútbol de Trinidad y Tobago, las compañías fruteras y las cafeteras, se encargan de sumir al país una y otra vez en un profundo sentimiento de derrota nacional, de paz y orden obligados.
Guatemala es un país que no se ha visto, ni feliz ni tristemente, alterado por ninguna situación que haga a la gente olvidar sus problemas alimentarios, económicos, religiosos, de identidad, de salud y raza, por años.
“Todo lo que sucede a cierta gente uno lo ha visto en películas malas”, escribió una vez el mexicano Eugenio Partida. Y es verdad. Esta parte de Centroamérica se refleja en esas palabras.
La doctrina del ejército guatemalteco (como el resto de las doctrinas de los ejércitos de toda América Latina), es una bajada de línea directa de la política colonialista y neo liberal de Estados Unidos.
La guerra civil en Guatemala duró 36 años y desangró a los más desprotegidos: los nativos y los pobres, la mayoría del país.
Antes de salir de nuevo a vagabundear por los caminos de esta apasionante región, me entrevisté con mi amigo Fernando Cruz Valdez en Antigua. El es un reconocido veterinario y un estudioso de la historia de Guatemala. Me contó algo mas acerca de estos sucesos…
El inicio del conflicto data de 1954. Una invasión dirigida por el coronel Carlos Castillo Armas; con el apoyo de la United Fruit Company pero organizada por la CIA de los Estado Unidos, derrocó a Jacobo Arbenz, uno de los gobiernos mas democráticos y mas populares en la historia del país. Este lamentable hecho otorgo poder a los militares y desde entonces jugaron un papel importante en la política de la nación. El nuevo gobierno se dedico a destruir organizaciones sociales, lideres campesinos, dirigentes de sindicatos, hombres y mujeres intelectuales, universitarios y todo el que se oponía en contra del régimen.
La revolución tendría lugar 6 años mas tarde (concretamente el 13 de noviembre de 1960 según la historia del conflicto armado que duraría 36 años).
Inició oficialmente, cuando un grupo de oficiales del ejército (la mayoría entrenados por Estados Unidos en la temible Escuela de las Américas), intentaron llevar a cabo un golpe de estado en contra del general Miguel Ydigoras Fuentes, quien gobernaba a Guatemala en ese año. Ese intento fue un rotundo fracaso.
Los oficiales descontentos ayudaron a formar el movimiento revolucionario moderno, motivado por el triunfo de Fidel Castro en Cuba que ocurrió en 1959.
Muchos de estos movimientos consideraron la gran posibilidad de triunfar en Guatemala, en Centroamérica y en toda América Latina. Por eso se dice que Guatemala fue la chispa que encendió la región. En respuesta al nuevo movimiento revolucionario, el Estado se convirtió en CONTRAINSURGENTE y se transformó en un enemigo para el pueblo, especialmente los que deseaban el cambio y los que brindaban apoyo a los nuevos movimientos que, en teoría, tenían su fundamento en la justicia social.
Las sierras selváticas de la Guatemala profunda, se convirtieron entonces en el Vietnam sudamericano, en una especie de laboratorio que la CIA mantuvo en la región, con el pretexto de erradicar el comunismo internacional en esta parte del mundo.
Los “boinas verdes” del ejército norteamericano (fuerzas especiales dedicadas a la propaganda política y a la guerra psicológica), hicieron un trabajo similar al realizado en las regiones montañosas del Vietnam central. 
Se instalaban en pequeños grupos de 10 o 12 hombres bien entrenados y equipados en las regiones indígenas alejadas de los centros urbanos y tomaban contacto con los líderes de las comunidades. De ese modo, permanecían por largos períodos conviviendo con lo nativos, aprendiendo su cultura, curando a sus enfermos y proporcionando apoyo a la gente. Se ganaban su estima y, como decían en Vietnam: “ganar corazones y mentes para propiciar la lucha armada”.
El proceso era arduo y tedioso pero al final, lograban que las comunidades colaboren con ellos.
A partir de ahí comenzaba el proceso de entrenamiento militar.
La operación de contrainsurgencia montada por la CIA en Guatemala tuvo por nombre código “GOLF”.

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